La existencia de Dios bien puede evidenciarse por todo lo creado en el cielo y en la tierra. La perfección que encierra la existencia de los astros y su función en la tierra, las estaciones del año y en sí, todas las maravillas que hay en el mundo reflejan una mano creadora y formadora llena de orden, perfección y propósito.
Salmo 19:1-4 “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras. En ellos puso habitación para el sol”.
De la misma forma el misterio de cómo crece un bebé en el vientre de una madre, también nos muestra la acción de un Dios creador. En el libro de Eclesiastés 11:5 dice, “Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas”.