Jesús se detiene a escuchar nuestras oraciones y nuestro ruego y clamor sube delante de Su Presencia, ten la fe y la valentía de pararte a clamarle con todo tu corazón en este tiempo. «¿Por qué te abates, oh alma mía, Y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío». (Salmo 43:5)
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