El Señor espera de nosotros una fe que sea firme y no vacilante. Que seamos constantes en Su camino lo mismo que el Señor es firme en sus promesas.
“Y se estuvieron firmes cada uno en su puesto en derredor del campamento; entonces todo el ejército echó a correr dando gritos y huyendo” (Jueces 7:21)
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